martes, 27 de enero de 2009

Viajar en Tren
















Siempre se viaja parado en el tren, y yo lo hago hasta cuando tengo lugar donde sentarme. Al viajar elijo ponerme al lado de la puerta y apoyar la cabeza contra el vidrio, de espaldas a la dirección que toma el vagón; de esta manera me toca mirar todo lo que va quedando atrás.
Muchas veces existen cosas que me llaman la atención en el recorrido, cosas que el avatar de la maquina abandona; entonces para poder seguir mirándolas debo despegar mi cabeza de la ventanilla. De esta manera logro enfocar el punto que creí importante al costado del camino, antes de que muera en la lejanía que propicia el rugir de la bestial maquina, que devora todas nuestras visiones, en su avance arrasador. Separarme del cristal permite seguir mirando por más tiempo del que correspondería si no me moviera de la posición normal que adopto para emprender el viaje; a aquello que acapara mis sentidos durante ese efímero lapso. Esto suele repetirse a menudo en los comportamientos más mundanos de nuestros días.
Solemos apoyar nuestras cabezas en imaginarias ventanillas de vagones, que nos mantienen dentro de los confines de una realidad aparente y a la vez certera, de límites concientemente trazados. Esto funciona a modo de pilar dónde sostenemos los más intrínsecos paradigmas que nos movilizan en nuestros actos más primarios.

“Si hoy estamos a martes, mañana será miercoles”… (Es una verdad irrevocable). Somos parte de un orden preestablecido, en el que no esperamos nada nuevo, algo que quiebre con ese molde, y que de golpe aparezca un “viernes” donde no es debido, por dar un ejemplo malo.
Cuando surgen los imprevistos a medida que avanzamos por caminos inciertos, uno tiende a replantearse las fronteras que segmentamos dentro de los confines de ese mapa crónico, sostenido por dichos pilares.
Al salirse de esos límites uno queda a merced de lo desconocido que impera en esa aparente realidad. Allí existen los mencionados imprevistos que motivan a soltarnos de la mano indulgente que nos provee la seguridad y conocimiento, de una trama irrevocable; como la de los rieles que mantienen preso a una maquina de nuevos y desconocidos horizontes.
Viajar en subte es menos problemático y no da lugar a planteamientos de una suma de insatisfacciones diarias, como las que surgen en los viajes a través de una ciudad desnuda ante los ojos. En el subte siempre espero la llegada de la próxima estación, ya que no hay nada que altere el espectro de mi visión durante su recorrido bañado en penumbras, donde ya no existen más los días ni las noches. La única preocupación es la estación venidera, y lo que abandonamos tras su paso, es parte de una total intrascendencia.
Esto no viene al caso, porque viajo poco en subte, quizás por el hecho de estar en contra su política poética suburbana.

5 comentarios:

annie dijo...

"Diego: las mujeres qeu tienen esa enfermedad de verse gorda
gustan de los hombres?".


Te hago una pregunta: (y quizas te suene agresivo) pero cuando vos te engripás te dejan de gustar las mujeres o los hombres? Supongo, logicamente que no.


Bueno esto es lo mismo. Es una enfermedad que te hace odiarte hasta puntos inimaginables, pero no por eso no les gustan los hombres.

un besito.
Y a mí me encanta viajar n tren

LOLAS dijo...

PUES DEJAME DECIRTE QUE ESA PREGUNTA QUE HICISTE EN EL BLOG CREO QUE ES ILOGICA!!! NO REDACTAS MAL, PERO TUS CUESTIOMANIENTOS SON ABSURDOS

silvia zappia dijo...

Después de haber sido gran viajera de trenes y subtes, encuentro a alguien que realiza en el presente una actividad que forma parte de mi pasado, y que, además, la realiza de la misma forma, sostenido por ventanillas, hasta que ellas nos sueltan.
Pero el subte...a mí me gusta su submndo poético...
Me gustó mucho tu relato!
Un beso!

Daniela dijo...

Jeje.....es verdad.Es increíble las cosas que uno recuerda de la niñez....
Es decir,yo no me acuerdo de TODO con exactitud,pero hay cosas que se me gravaron en la memoria porque me impactaron de alguna forma especial....

A la pagina POLYVORE le estoy sacando el jugo lo más que puedo;en este momento estoy diseñando una etiqueta para las remeras que estoy estampando.
Cuando la tenga lista la voy a poner en el blog... :)

Princzota dijo...

IDIOTA HIJO DE PUTA
KE TE CREES
KE SOMOS LESBIANAS EHH COMO TU MADRE CLARO KE NO
ESTUPIDO ¬¬