domingo, 31 de mayo de 2009

El viejo del bondi

Creo que cuando escribimos, lo que hacemos es inventar una historia a modo de carta de rescate, pensando que el que la lea, va descifrar lo que ansiosamente pedimos escondido entre todas esas líneas.
Yo no pienso mentir encubriéndome en falsas alegorías, debo decir que tengo mucho miedo.
Me reconozco joven, poseedor de un cuerpo que no luce maltratado, sólo gracias a mi corto desempeño laborioso. Mi cara cansada, de rasgos que acentúan la notable tristeza de las fotos-carnet, me tornan avejentado para mis 22 años. Aunque el paso del tiempo sólo es percatado por las verduleras de origen boliviano, que al atenderme me consultan sobre mi pedido atribuyéndome el título de "Señor". Cuando hablo de éste deterioro rescatado por su visión "quechua" de mi realidad, creo que se debe a ese miedo del que les hablo. Miedo que permanece dormido cuando me veo enredado en problemáticas triviales que acaparan mi vida, ya sea por el trajín laboral, o por un estado de ensueño mayormente provocado por triunfos de la vida amorosa.
Cuando algunas de esas variables independientes una de otra, empiezan a tomar resultados adversos, éste monstruo dueño de mi constante temor cobra las fuerzas necesarias para huir de su letargo.
Hace unas semanas viajaba en colectivo a plaza Serrano a eso de las 2 de la mañana. El bondi estaba lleno de chicos que hablaban a viva voz e improvisaban un pseudo-Karaoke, que ya estaba colmando mi paciencia. A todo esto llegando a Villa Crespo, un anciano de más de 80 años que viajaba junto a esa tribu de energúmenos adolescentes, tocó timbre y se bajó sólo en una parada perdida, en las abandonas calles del barrio.
El viejo tenía dificultades para caminar y una famélica expresión que me partió el alma cuando di con su mirada. No se como decirlo, pero me vi a mi mismo en ese viejo solitario.
No se a donde podía ir a esa hora. Lo más probable es que volviera a su casa luego de visitar a un pariente desconsiderado que lo hacia viajar sólo, o de ver a un amigo enfermo que estaba internado. Capaz se iba a un puterio... La verdad, no lo sé.
Yo me lo imaginé caminando un par de cuadras recorriendo esos paisajes de persianas bajas de decenas de negocios de telas o casas de repuestos, con su paso moribundo hasta llegar al lugar, donde de seguro no hay nadie esperándolo. Donde tendrá miles de cosas que lo rodean y le hacen recordar historias que le dibujan muecas risueñas en sus labios, cosas que lo fueron todo en su momento y hoy ya no existen. Vigilado por las fotos de su habitación, donde se reencuentra constantemente a la mujer que amó y partió antes que él, o con sus hijos para los se ha convertido en alguien tan prescindible. Así se acuesta debajo de las frazadas agujereadas de rombos descoloridos, cada una de sus noches.
No se por que digo todo esto, porque cuando llegué a Palermo ya el viejo me importaba muy poco, pero su recuerdo se abalanza sobre mí y hace un ruido fuerte en mi cabeza como para despabilar el monstruo al que tanto le temo.
Hoy no tengo nada y se que todo lo que alcance al llegar a esa edad, me lo tendré que ganar con esfuerzo y ahínco.
No quiero caer en el remanido papel de víctima, pero muchas de las cosas que intenté no funcionaron y por estos días tengo que volver a elegir caminos que me lleven a ser alguien que lucre con esa efímera condición llamada felicidad.
Reconozco que pierdo mucho tiempo en elegir el camino que debo tomar. El camino incorrecto tiene una falsa salida que nos conduce a ninguna parte, nos lleva a la nada misma, ("la nada" es un terreno inexplorable que forma parte de los dominios del temido monstruo) en resumen "la nada" es el infierno. Por lo tanto no queda otro remedio que volver sobre nuestros pasos para elegir un nuevo camino desde el punto de partida. Esto no se puede tomar como un entero fracaso, porque para retornar a ese punto hay que conocer el camino de ida, y si uno fue lo suficientemente inteligente y precavido, ese tiempo de retorno debería ser más corto, en comparación al anterior.
Cuando hablo del monstruo infernal dueño de mi miedo, me refiero a una entidad sobrenatural que se apodera poco a poco de nosotros. Se nutre de las caídas y fracasos cotidianos.
En China se conoce a estos seres como los “Sian Gin”. Son espíritus muy antiguos que habitan en los bosques, cuidando a los árboles y animales que lo forman, y se encargan de tomar venganza de los cazadores o leñadores que osen invadir su territorio, absorbiendo toda la energía destructiva, y devolviéndola al bosque nuevamente. Los Sian Gin se instalan en las cabañas de aquellos hombres, y empiezan a alimentarse de sus energías vitales durante varios días. Es así que esta suerte trágica, suele provocarles severas e inexplicables enfermedades, que en ocasiones hasta pueden causar la muerte. Se dice que por cada hombre asesinado por estos espíritus terrenales, cae una lluvia de 7 días que puebla de verde vida, a los bosques de China.
También estos “Sian Gin” son los llamados Elementales de la tierra, dentro del lenguaje esotérico, los cuales se desenvuelven en un plano astral distinto al de los seres vivos, y en contadas ocasiones se dejan ver en parajes inaccesibles de los campos, pero rara vez ingresen en las ciudades.
Cuando uno de ellos se presenta lo hace como un ser insignificante, por su pequeño tamaño, sin causarnos el mínimo temor.
Gracias a su diminuta condición no nos damos cuenta en el momento que ingresa en nuestras vidas. Lo primero que hace es esconderse en algún lugar del hogar donde pase desapercibido. Por lo general descansa en la almohada y su primer alimento es el fruto de los sueños. Su voracidad es proverbial y en poco tiempo devora a los mejores pensamientos. Cuando menos lo creemos, las locuras que nos regaban de alegría, convierten a ese jardín de proyectos en un terreno estéril, donde solo los pequeños brotes que realzan sobre su árida tierra son de infaustas hierbas malas. De ésta manera los horizontes que trazábamos para nuestro futuro se empiezan a vislumbrar en un margen mucho más acotado. Poco a poco su ancho disminuye hasta el punto en que pensamos únicamente en el día de mañana y no mucho más allá que eso.
Así es como éste monstruo (O Sian gin en la china), va apoderándose de nosotros lentamente.
La segunda víctima es el humor, el cual desaparece o cambia de manera rotunda, ya que solemos volvernos personas tan ácidas como un caramelo FIZZ.
Lo más triste es que antes de apoderarse de los brazos y las piernas, con los cuales los movimientos se apaciguan y nos alejan de toda actividad deportiva, se adueña de nuestros ojos. Los ojos de las personas dominadas por el monstruo son más sensibles a la luz de lo común, por esa razón las personas afectadas andan cabizbajas, con el entrecejo fruncido y los parpados caídos. Sus ojos empiezan a distinguir menos los colores, y sin llegar al punto de la ceguera, estas personas viven en un mundo sin color, viven el mundo de los grises más acentuados.
Cuando esto sucede en alguien, es porque el monstruo ha vencido...Y esa persona ya no es la que conocía su entorno, porque la metamorfosis llegó a su fin. Esta entidad infernal consiguió su estado antropomórfico.
Ahora su trabajo es mucho más sencillo. Seguirá actuando de igual forma, tratando de absorber a todo el ámbito de la víctima.
Por eso las personas grises, son gente muy considerada y solidaria. Por eso no tienen amigos, están alejados de su familia, y son tan reacios a enamorarse. Deberíamos respetarlos más y quererlos, porque ellos nos quieren a nosotros y se alejan para protegernos y liberarnos de aquel monstruo.
Existe una única escapatoria para huir de esa entidad, pero se contradice con la personalidad de la gente gris.
Éste tipo de individuos se rigen por los aspectos mas rigurosos de la razón, motivo por el cual se alejan de sus seres queridos, y sin saberlo se equivocan. El escape es querer y entregar su alma a los demás, el escape es dejarse llevar por lo que dice el corazón y no la cabeza...
Es una solución muy pacata y al alcance de cualquier hijo de vecino; pero las respuestas a los problemas no son siempre las más difíciles.
Bueno, pienso que debería irme a dormir, y no demorar más mí tiempo escribiendo sobre estas cosas, pero me cuesta acostarme, hace un par de días que oigo murmullos en mi almohada.









Esto fue, lo primero que escribí, hace un par de años. Ya no escribo más.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Igual soy enfermo por otras cosas

Voy a mencionar algunos de mis comportamientos, psicóticos o compulsivos, que me descubro de vez en cuando, cuando no tengo nada importante en que ocupar la cabeza.

1º) Diseñé un juego de azar, que es sumamente tedioso y requiere de mi mayor concertación. A pesar de que no exista ganador, ya que el único participante soy yo, lo juego cuando viajo en el bondi. Generalmente arriba del 113 elijo mirar a mi izquierda, sobre la avenida Emilio Castro, pensando en números de 3 cifras aleatorias impares, e inmediatamente corroborar si ese número coincide con la numeración de la calle, por la que pasa el bondi en ese momento. Lo más triste es que me pongo un poquito contento cuando acierto.

2º) Cuando me paro frente al inodoro y se me hace imposible orinar, deletreo mentalmente la palabra “Franklin”(Mi pensamiento suele ir acompañado con la imagen mental de la calvicie de Benjamín Franklin remontando un barrilete). Así es como estoy tratando de mear repitiendo en voz baja F-R-A-N-K-L-I-N, y después N-I-L-K-N-A-R-F, (Porque la deletreo de forma reiterada y leyéndola en ambas direcciones, de adelante para atrás y viceversa)
Cave destacar que la marca del sanitario de mi casa es FRANKLIN. Soy poco ingenioso para orinar.

3º) Las veces que camino por las noches y no hay nadie en la calle, salto con los brazos extendidos, lo mas alto posible, para tocar con la punta de los dedos, el toldo de lona que recubre la entrada de algún negocio.

4º) Rememoro viejas conversaciones, con cualquier partener, (llámese una mina o mi viejo), en donde recreo diálogos y pienso la mejor forma de construir las frases, y contestaciones mas atinadas, para saberme ganador de aquella vieja discusión. Si bien se perfectamente que lo que hago carece de todo valor, me esmero en pulir cada vez más los lugares donde enfatizar, o acompañar con histrionismos y lenguaje de manos, a las palabras mas importantes.

5º) Otras de las veces que también camino solo a la noche, y me cruzo de casualidad con el auto de los tipos encargados de la seguridad privada en la cuadra, hago cualquier tipo de maniobras sospechosas, como acelerar el paso, cambiar de dirección y hacer ver que oculto un arma entre la ropa, para saber si son capaces de tomar cartas en el asunto. (Hasta hoy, siempre siguieron de largo).

6º) De chico cuando jugaba a la generala, tenia la costumbre de revolear el cubilte, un metro por encima de la mesa, con todos los dados adentro, como si se tratase del vaso mezclador que usan los barman.
El porcentaje mayor de mis revoleadas de cubiletes fueron atajadas.

7º) Hay momentos donde tengo la necesidad de hacerme el instruido hombre de cultura. Lo más probable es que en cualquier charla, empiece a armar las oraciones con la estructura:“Ya lo decía tal persona…” (y ahí alguna frase celebre)…
La que uso casi siempre en esos casos es “Como decía Walt Whitman: Discúlpeme si me contradigo, es que contengo multitudes”.
En la puta vida leí a Walt Whitman, más no sea un perdido cuento que ya ni recuerdo.
Ni siquiera sirve para sacar provecho de nada, una frase así.
Nunca se menciona a Walt Whitman, y luego se le pregunta a una mina si quiere ir al telo. Creo que ni viviendo en España se coje con esa frase.


Y recordé otros ítems, pero rozan la ilegalidad, y el límite de mi vergüenza, motivo por el cual elijo excluirlos.

domingo, 24 de mayo de 2009

Peleo con mi hermano por el Family game

Hernan, mi hermano, no es un chabón copado. Estudia medicina en la UBA y todo su día se resume, en subrayar un libro enorme de patología. A mis amigos casi no les dirige la palabra, y a las minas que traje a dormir a casa, directamente las ignoraba. Incluso una de ellas me preguntaba por que no iba a un psicólogo.
Ninguno sabe una mierda sobre él, a pesar de que mi relación con mi hermano no es la mejor, y que se trate de un tipo demasiado callado, reconozco que mete comentarios justos que me hacen reir.
Hoy estaban pasando un reportaje a Claudio Vivas, que con la voz quebrada, y a punto de largarse a llorar, explicaba porque renunciaba a la dirección técnica de Argentinos Juniors.

Decía a los periodistas invadido por la congoja: “Arrancamos con poca suerte y terminamos con poca suerte…Nos fue mal al principio, y nos fue mal a lo último”..

-No pueden reprocharle que le faltó regularidad.-
/dijo mi hermano…

¿Quién es cachito Vigil? Mira como llora…al final siguió al pie de la letra el camino de Bielsa
.

Pocas veces nos sentamos a tocar juntos, esta es una grabación, que ayer encontré de casualidad. Sabia que no le gustaba tocar nada conmigo, pero a veces yo se lo pedía para pasar un rato juntos, y traía la armónica, y él de muy mala gana aceptaba rasquetear algunos tonos, mientras miraba el reloj de la pared a cada rato.


jueves, 21 de mayo de 2009

De la mano...

Veníamos discutiendo por la calle y a la vez seguíamos tomados de la mano. No aprendí a soltarme todavía. Me acuerdo de esa imagen, cada vez que me bajo del colectivo. Casi siempre el chofer termina arrancando antes que decida bajar el último escalón para alcanzar la lejana vereda. La firmeza del pasamano que me sostiene, dibuja aquel momento todas mis mañanas. Quizás esté surcando los terrenos de la locura al aparejar el recuerdo de tus manos con la protección que me brinda el barral manoseado del bondi, y de ser así, ya no me parecen tan desabitados ni misteriosos esos lugares donde no se condenan a las excentricidades.
Escuchaba tus palabras y sentía una repugnancia atroz que me incitaba a guardar silencio. Rememorar cada una de tus frases, y desmenuzarlas en oraciones para soslayar las palabras más crudas e hirientes, que aun hoy retumban en mi cabeza, fue solo en post de acrecentar ese desprecio que me nacía al oírte. Después a modo de justificativo me pedías que te explicase para que te quería, (O mejor dicho cuales eran mis intenciones con vos) mientras yo seguía callado, caminado hacia el hotel y sin soltarte de mi mano, sin entender la razón de tanta crueldad, (si hay algo que jamás pueda llegar a ser necesario, es la elección de ser cruel).
Sabes una cosa.., ¿Nunca te pasó alguna vez? ; ver algo todos los días y pensar que aunque sea demasiado conocido, evidente, o repetido, nunca vas a llegar a entenderlo del todo. Sospechas que hay algo que excede al registro de tus ojos, que está ahí, pero no lo alcanzas a ver, aunque lo puedas sentir. Existe pero te es ajeno.
Todas las noches volviendo del trabajo, miro el jardincito que está adelante de la casa de mis viejos. Es el mismo de siempre, tan chiquito y poco especial, obra de un arquitecto desquiciado con el afán de robarle una pequeña porción de verde a esa diminuta superficie otorgada a la imaginación de sus planos. Sin embargo cada vez que lo veo, tengo la sensación de que abajo de esa tierra aplastada se esconde algo antiguo, un tesoro que pregona la buenaventura de quien ha de hacerse con él, un regalo oculto a centímetros del suelo que espera por ser descubierto, pero no por cualquiera, espera que yo lo descubra. Sé perfectamente que si remuevo un poco esa tierra, con algo de pasto a sus costados, y salvajes plantas de oscuras hojas redondeadas, voy a toparme con él. Hasta un limonero sin limones, que milagrosamente brotó de la semilla que mi hermano plantó alguna vez, adorna ese jardín. Su tronco firme, se engrosa con los años, a pesar de a haber crecido enano, tras el cerco de las altas paredes de los edificios, que cuartan la libertad de sus nobles raíces.
En ese paraíso escueto de flores marchitas, regadas por el gotear constante de los desechos del aire acondicionado del vecino del piso de arriba, también crecen los limoneros, los limoneros que no brindan limones, por lo menos.
Podes creer que cada vez que estoy por entrar a casa miro ese paisaje moderado y empobrecido de esforzada naturaleza y estoy tentado en revolverlo, para darme cuenta que es verdad aquello que imagino, que existe en su interior, y es hermoso. Sin conocerlo sé que me va sorprender como nunca he de sorprenderme por nada, y por sobre todas las cosas lo sentiré mío. Pero lo miro así nomás, y con cierto desgano elijo estar de nuevo en mi casa, sentado adelante del televisor. Me doy cuenta que no importa revolver o cavar 3 metros bajo la tierra, me dejo envolver una vez más por la realidad que impera en ese acostumbramiento de las grandes urbes. “Ahí abajo no hay nada” suelo repetirme cuando esas ganas de explorar el miserable terreno me invaden en el hall de la puerta.
¿No es común que te detengas un minuto a pensar en eso y darte cuenta que a vos como a tantos otros también les pasa?
Me miró con una marcada indiferencia y al instante nos soltamos de las manos. Luego de haber caminado varias cuadras, ya habíamos llegado al hotel.

lunes, 18 de mayo de 2009

Media ensangrentada la media

Hubo un tiempo donde llegué a conocer todos los barrios. Supe del loco que dirige el transito en Mataderos vestido de árbitro, de los bares en Nicaragua con gente linda y aburrida; o de ir derecho por la circular de Dublín, en Parque Chás, hasta marearme dando vueltas; de no distraerme al salir del peligroso andén de madera en Caballito, o el cruce de Darwin y la vía, frente a la cancha de Atlanta (donde uno prueba su miedo, tentando al imprevisto frío de un cuchillo en la espalda) y hasta me sabía el nombre de las calles a cada lado de la avenida la Plata.
Después te vas quedando, estas nervioso, tenes mucho frío, y le prestas más atención al reloj. Caminás menos cuando la calle se hace áspera y abandona. La calle no perdona a quienes tienen miedo de perderse en ella.
Son las 5 y soy el primero en salir del laburo, apurado por alcanzar la parada del bondi, porque después quizás tarden media hora, en volver a pasar. Ya no hay más contestaciones falsas, ni luces blancas de tubos fluorescentes, ni el gusto amargo del café en la boca.

Puedo tener tan mala suerte, como para clavarme un alambre, en la punta del dedo gordo de pie?.
No es culpa de la suerte, es que la calle no perdona.




lunes, 11 de mayo de 2009

Instrucciones para pintar un buen cuadro

Para sacar a relucir las virtudes artísticas que usted ha adiestrado durante años en la escuela de artes plásticas, debe cumplir con unos simples requerimientos que pasaré a detallarles ahora mismo.
Hago la salvedad de que para conseguir hacerse con una pieza elogiada por expertos tasadores de obras, en las más selectas galerías de pintura, tendrá que manejar las técnicas básicas del dibujo, sin la necesidad de ser un gran dibujante, basta con que sepa formar colores en la paleta, y maniobrar sin mayores disgustos la extensa gama de pinceles acordes a su creación.
El primer paso a sortear antes de sentarse frente al lienzo, es localizar a una mujer hermosa. No se confunda, el mejor cuadro del mundo no necesariamente debe retratar la figura o los rasgos angelicales de una dama, la mujer que usted debe localizar es aquella de la cual pasará a enamorarse. Es así de sencillo, por eso mi recomendación hace referencia a una que cumpla el requerimiento de ser bella, solo para acortar distancias de tiempo. Es mucho más fácil enamorarse de una mujer hermosa que de una no agraciada, piense que el cuadro que logrará le traerá mucho dinero, dinero que le empezará a hacer falta si usted demora mucho tiempo en dar con esa mujer, recuerde que los pintores siempre tienen problemas con deudas de alquileres atrasados de su respectiva locación. Una vez que de con ella deberá sortear la no menos difícil tarea de enamorarla, no olvide nunca que el tiempo le juega en contra, para el caso es bueno que se presente agradable, con una marcada elegancia (La flor en el ojal es un cliché que ha pasado a mejor vida, no cometa el error de llevarla consigo), perfumado, y con una plena seguridad de sus deseos y expectativas. Las mujeres huyen de los individuos inseguros, valiéndose de esta certeza, explote al máximo su postura bohemia ante la vida, la imagen de incomprendido social, de artista con una mirada melancólica, que sabe apreciar la bellaza de las nimiedades más inverosímiles. Como último consejo para desenvolverse ante este importantísimo ítem, que será el factor ineludible para alcanzar su obra maestra, deje entrever que usted no posee un mayor interés en ella y que su acercamiento se ha dado por una simple razón circunstancial (No abuse de esa arma, ya que el tiempo avanza inexorable alejando el día de paga en la subasta, cada vez mas), las mujeres que intuyen una necesidad en el hombre, perderán de manera rotunda el interés. De complicarse la tarea, anúnciele que se aproximan a sus días una realidad regada de billetes, que aceptará gustoso de compartir (No se asuste, porque dije lo de compartir, para cuando se haga con el cobro de dicha fortuna, ella no será de mayor interés para este procedimiento).
Cumplido con el primer paso, iniciará la segunda parte de ésta estrategia, quizás un poco más fácil que lo hecho de manera anterior. Luego de vivir un presente de ensueño, en la que ya se han asentados los gustos en común entre los dos, habiendo compartido momentos, lugares, cumpleaños de tíos en localidades alejadas del conurbano bonaerense, realizado extensas mateadas en la costanera, y reuniones matinales, sábado por medio, en supermercados enormes, destinadas a recorrer largas góndolas de productos para salir con multitudes de bolsas cargadas de provisiones. En fin, una vez alcanzada la felicidad que soslaya a la consolidación de una pareja estable, deberá dar por terminada a la relación. Puede ser que en la descripción anterior, he llegado al punto del aburrimiento total entre ambos protagonistas, para lograr una mayor eficacia en su accionar, el rompimiento quizás deba darse antes de cumplir con las especificaciones dadas últimamente, lo mejor es acabar con la relación en el momento máximo del amor.
Para que el distanciamiento se produzca en buenos términos, finja un viaje imposible de postergar, a lugares inaccesibles, recomiendo Laos, Djiboutí, o Fray Bentos, que esta cerca y lo alejan los puentes cortados por ambientalistas furiosos solamente, como buenas opciones para mencionarle a la mujer despechada.
Aclaro que usted también sufrirá el alejamiento de su amada mujer, pero de esta manera conseguirá guardar el recuerdo de un amor puro e inmenso, en donde no existió la oportunidad de toparse con cualquier desengaño. Le advierto que causará un poco de malestar estomacal esa ausencia los primeros días, pero es necesario realizarlo de ésta manera para que en su memoria solo exista el amor real, sin que halla sido empañado por la tristeza de cualquier circunstancia que echara por tierra esa elección de vida en común. De ahora en más vivirá con la alegría de saber que hay un amor inmenso que espera por usted, y que solamente ha sido truncado por un factor ajeno a los dos.
Y ahora viene la tarea más sencilla, disponerse unas cuantas horas delante del lienzo y dejarse llevar por los nobles sentimientos dueños de su memoria, que irán lanzando imágenes a su retina, que como buen artista sabrá decodificar a la perfección, si es que ha prestado atención aunque sea por una vez al maestro Garaicochea durante la asiduidad con la que ha asistido a sus clases.
El cuadro perfecto está a pocos pasos de darse a conocer, basta que coloque los colores adecuados a la hora que se le abalancen los estigmas de esa truncada historia amorosa. Elija las tonalidades claras o pastel, cuando invadan a su mente imágenes de aquel simple beso de despedida, beso como cualquier otro, con la diferencia de que ambos lo sabían como final. Cuantas veces uno ha dado un último beso sin saber que no existiría otro después, fueron muchas las veces que me tocó despedirme de manera indiscreta y mundana, sin saber que luego de ese saludo no habría ningún otro. De haberlo sabido me pregunto como habría sido aquel beso, o quizás habría tomado la precaución de guardarlo en un lugar más importante en mis recuerdos, pues usted no correrá con esa suerte, porque ha tenido la dicha de programar esa partida que la supo como única, desde un principio. Es probable que sienta una ligera desdicha en ocasiones posteriores, al imaginar como sería su vida junto a ese abandonado amor, de no haber elegido ser millonario pintando esta obra. En ese momento solo dirija sus pinceles a los colores oscuros y fríos, acentué las sombras o marque la profundidades de los pliegues de las posibles caídas dadas en telas de las vestimentas, que de seguro habrá elegido holgadas, para los personajes retratados.
Verá lo sencillo que le resultará llevar adelante su obra, si es un hombre razonable y ha sabido respetar las especificaciones dadas por este servidor, de ahora en más solo piense en que gastar todo su dinero. Yo me pregunto, por que sabiendo de mis recomendaciones hay pintores que son tan desdichados en su carácter monetario.

domingo, 10 de mayo de 2009

A ver que onda el Youtube

Los archivos de video que entrega mi camara, son de quick-media player, y por más que me bajé el programa, no sé como hacer para que me los reproduzca, en mi maquina...asi que gracias a que soy tan, pero tan , pero tan inteligente, se me ocurrió ver si los podía subir en youtube.
Asi que ahi probé con el primero. Así como soy de inteligente, soy igual de ingenioso, por eso lo que tenía más a mano era subir un blues cualunque, que sabiendo armar dos tonos en la guitarra lo podes improvisar asi nomas...
va!!... como son todos los blues al fin y al cabo.
Es que ya no quiero tocar mas nada...a veces agarro las partituras del conservatorio y me digo a mi msimo "Me acordé que era genial tocando", y las vuelvo a guardar, y dejo de tocar por otro par de meses.
Soy tan, pero tan maravilloso que me envidio a mi mismo..
Siempre dije que de ser mina me violaría si me veo por la calle.

martes, 5 de mayo de 2009

Del cine y sus luminarias


Creo que muchos de nosotros crecimos con una estructura mental parecida a la cinematográfica; ya que la solemos implementar en diferentes momentos de la vida. Capaz que de chico está bien que así sea, porque en una película se cuenta una historia resumida en no más de dos horas, y todo lo que abarca ese lapso es la sumatoria de acontecimientos de notable influencia, que tienen la mayor preponderancia para los personajes que la protagonizan. Siendo chico el universo que nos rodea, es un ámbito extraño donde imperan las novedades, todo nos resulta llamativo, aparecen las preguntas, y el continuo ejercicio de racionalizar.
A medida que vas creciendo esas preguntas, van siendo remplazadas por otras, que posiblemente tengan el mismo peso de la incomprensión metafísica que ataña al ser humano, pero las cosas que nos llaman la atención, cada vez son menos. Por empezar, el crecimiento trae aparejado el embeberse de ese universo y ayornarlo a nuestra existencia; lo que podría entenderse como cultura. No podes preguntarte a los 20 años por que casi todos los tenedores tienen 4 pinches metálicos, o si es mejor poner los cordones de las zapatillas cruzados o no. Es algo que estandarizamos en algún lugar del cerebro, que nos brinda un impulso eléctrico, por el complejo trabajo de sus neurotransmisores, para avisarnos que se tratan de cosas muy conocidas y por las que no debemos perder tiempo en sacar nuevas y futuras deducciones.
Vas creciendo y dejas de preguntar, o lo que es peor, empezas a creer que tenés conocimiento y hasta lucras con falsedad de ese trofeo que llamamos “experiencia”. Hay montones de cosas que trivializamos por el hecho de que nos parecen demasiado evidentes como para prestarles atención. No hablo de mirar la perfección de una flor que crece bajo un árbol sembrado al costado de una avenida, que tiene la misma belleza que cientos de miles de flores que crecen en el campo, tal vez esa armonía que vemos en lo bello es lo que da origen al concepto del arte, el cine es un arte. Vivir no lo es.
Hablo de darle valor, más no sea a cosas que damos por sentadas porque las creemos sencillas, cotidianas, e irrebatibles como pequeños axiomas, como ser los ejercicios de matemática en un cuaderno de 4º grado, o imaginar la potencia vinculada a la serie de explosiones producidas dentro de un pistón, del motor de un coche. (crecí con esa inteligencia de tener claros dichos paradigmas habiéndome olvidado de dividir por 3 cifras, y sin tener idea de por qué arranca un auto, por más que es común andar en él todos los días).
De todas formas me quiero referir a cosas más cercanas o hasta lejos de esa errónea mirada artística del mundo, donde hoy creemos que el arte es todo aquello que pasa por la mano del hombre, justificación que me parece reprochable al máximo. El arte radica en lo perfecto, en la belleza, no es solo un medio de expresión como nos quieren dar a entender los llamados artistas. El arte es el vehiculo que adopta esa belleza para llegar a las personas. La belleza engendra más belleza en el que la recibe, por eso de ninguna manera puedo aceptar a quienes toman el arte para transgredir, para generar confusión e inestabilidad en el que lo percibe, escuchando acordes disonantes en la música, o viendo paredes sucias con aerosol, en donde con un arduo poder de discernimiento se pueden entrever algunas letras sin ninguna significancia, a penas dándole un valor sublime a simples formas.
Lo paradójico del cine, es que se trata de un arte que ha nacido de una imperfección, ya que si no fuera por el defecto que se produce en el cristalino del ojo, el cual no alcanza a distinguir como independientes a las imágenes que se suceden a la velocidad constante con la que gira el celuloide, no existirían los honores, ni el colchón de laureles donde habrá descansado Lumiere a lo largo de su vida, luego de entregar esa maravilla que ha logrado fusionar a la industria con el arte, siendo partes de un mismo engranaje.
En situaciones comunes solemos adoptar giros que son propios del lenguaje cinematográfico. Por ejemplo me pasó de ir a la facultad y no poder dejar de mirar a la chica más linda del curso.
Uno se vale de diferentes metodologías para alcanzar la atención de una mujer, y que te mire por sobre todos los demás pánfilos que comparten el aula. Generalmente lo que suelo elegir para sortear esa treta es decir estupideces, explotando mí costado gracioso, que denota inteligencia (Esto lo digo solo porque alguna vez escuché en al televisión que los humoristas son gente melancólica e inteligente). Pongamos que la mina me dio bola y me empezó a hablar, y logré gustarle como hombre, después con suerte y valor, seguramente terminemos haciendo un trabajo práctico juntos en mi casa o la de ella y en el momento preciso, donde se produzca esa intimidad donde logremos respirar los mismos aromas de azar librados en el aire, ya sentados en la cama entre anotaciones de leyes de Gay Lussac o Boyle Mariotte,(Intimidad que busqué desde el primer momento en el que dije esa estupidez en aquella clase de Química), nos demos ese primer y anhelado beso. Tal vez en ese instante suene una canción de Radiohead que estaría concientemente amenizando la atmósfera de la pieza. Esa escena vendría a ser el corolario, el punto donde convergen todas las emociones desatadas desde que supe que ella me gustaba. En una de esas al acto seguido tengamos relaciones. Es indistinto. Si fuera una película terminaría en ese momento toda esta situación, y la música aumentaría de volumen, quizás cambie y deje de sonar bajito ese tema de Radiohead para que irrumpa la estruendosa voz quebrada de Bryan Adams gritando “Please forgive me”. Pero la vida no funciona así, luego de atravesar ese momento único y esperado por ambos, los minutos pasan de la misma forma que siempre, y las prioridades cambian por otras totalmente intrascendentes, como el deseo de prender la tele para ver el resumen de goles de TN deportivo, o empezar a darle bola enserio a los apuntes de Fluidos que estaban arrugados al costado de la cama, porque el parcial es en una semana, y me tengo que sacar mínimo un 6 para no recusarla.
Hay montones de esos cuadros que son sucedidos por circunstancias exasperantes que deberían ser obviadas. Otro de ellos se repite en los cumpleaños. Con la mejor cara de estúpido uno se tiene que bancar que le terminen de cantar el mal entonado “Feliz cumpleaños” (Valga la redundancia), en el cual se desafina como la caída de una loza contra el suelo, en el momento en que la letra dice: “Que los Cumpla, que lo cumpla!!”, para rematarla insultándote, con ese pegajoso diminutivo agregado a tu nombre, para hacerlo encajar con la métrica del dichoso cántico familiar: “que los cumpla” “Dieguito”, “Luisito”.”Raulito”, etc, etc...
Después de soplar para combatir ese controlado incendio de más de veinte faroles incinerando una sustancia tóxica producto de la parafina mezclada con los colorantes de la pintura, por lo general celeste. Sustancia que libera un espeso humo que fortuitamente inhalarás en las repetidas y desesperantes maniobras que propinaran tus desinflados pulmones para acabar de una vez con ese espantoso momento, que por si fuera poco se ve iluminado por los flashes de más de una cámara de fotos. En esa escena el punto culmine se da en el instante que se extingue el ultimo de los fuegos sobre la torta, pero lo más penoso es sobrellevar los silencios que vienen después, mientras tu vieja o una tía se ocupa de cortar las rebanadas de esa torta, que imploras que el año próximo no aparezca sobre la mesa.
Por último podría mencionar una situación de extremo dolor. Me acuerdo de haber ido a un funeral hace unos meses, luego del entierro donde todos lloramos frente a la sepultura, no quedaba otra que preguntar como nos volvíamos desde Chacarita y a cuales de los parientes, que se dirigen a destinos cercanos al nuestro, podemos alcanzar con en el auto, y durante el viaje ya se charlaba sobre la comida del almuerzo.
El cine vino a dar calce a todas estas situaciones tediosas que circundan a momentos que creemos importantes en nuestras vidas. Uno se prepara para vivir un solo momento que dura un ápice vertiginoso de tiempo, que a veces ni alcanzamos a disfrutar, y uno se olvida de que las consecuencias de esos momentos que creemos sublimes, son una cadena de trivialidades que nos hacen tan parecidos los unos a los otros. De todos modos creo que somos muy poco más que esos pequeños momentos y si el precio de vivirlos es subsistir de las sobras de los mismos, las cuales se irán degradando con los años seguramente, no me importa. Se que me tengo que preparar para vivir el mejor de todos ellos, aunque al otro día tenga que limpiar todo lo que halla quedado sobre una alfombra.



Pero mejor no!, lo mejor es no preparase, y si uno verdaderamente los espera debería fingir un falso asombro, para no minimizar aquello que en verdad vale la pena.

lunes, 4 de mayo de 2009

Slide Away

Voy a hacer como todos los forritos, al hablar en su blog de las cosas que hacen como si sus vidas fuesen interesantes, para que después, lean los demás pelotudos igual a ellos (con blog también) y sin conocerlos en lo mas mínimo comenten “si gordi a mi me pasa lo mismo! Jajja”…
Sin mencionar a los que dejan comentarios sesudos, poniendo en evidencia su integra filosofía de boleto de subte.
De ante mano pido perdon por no tener facebook, ni usar el msn todo el dia, y por no poder contestar los comentarios, con otro comentario abajo del comentario que ustedes hacen.(Me di cuenta que eso es re TOP).
Bueno…yendo al punto en cuestión, debería contar que el sábado fui a elegir el tapizado del auto, y creo que me arrepentí de mi elección al tun tun, a penas salí del local. Esa elección era obvio que sería trasgredida por los catálogos escuetos de porciones de tela de apenas 5cm.X 5cm. ; que me dio el tapicero. Hoy cuando volvi del laburo, pude ver como quedo, y me puse muy contento. La verdad quedó hermoso, y después lo voy a mandar a pintar, y ya estoy pensando en donde lo voy a dejar estacionado, y mas tarde ponerle el stereo…
En fin, ayer fui a escuchar como cientos de personas cantan a los gritos los temas de Oasis. La pasé bien pero no entiendo esa necesidad obligada de gritar encima de la voz del cantante, yo no tengo ganas de escuchar a un gordo forro de 2 metros, a mi espalda gritando “Jau many especial pipol chainshhh, were bi yu what willl geting jaiiii!”. Obvio que salté, y pegue trompadas y canté, y revoleé buzos perdidos sobre la multitud, pero de vez en cuando quiero sentir la musica.
A penas se apagaron las luces, escuche tantas minitas gritar que me asusté y pensé que iba aparecer Ricky Martin en el escenario..
No soy fanático de Oasis, de chico los primeros discos que tuve en mis manos fueron “definitely maybe” y “what’s the story, morning glory”, por eso era imposible no admirarlos, si fueron la banda con la que entre al mundo del rock ingles.
Era gracioso ver como las bandas soportes se auto excluían de la convocatoria, pidiendo disculpas, por estar ahí molestando, al tratar de tocar dignamente sus canciones.
Párrafo aparte para lo que la descose Charly Alberty, subió a tocar con su banda solista, la que forma junto a dos pendejos que podrian ser sus sobrinos tranquilamente. Nunca vi que se destaque tanto una batería, la verdad ni me enteré si el chaboncito que se hacia el rocker con su camperita de cuero, que le costó dos sueldos, y cantaba para adentro, tenia o no enchufada la guitarra, porque solo sonaban esos platos furiosos…hay músicos que nacen con ese brillo propio, brillo que me di cuenta que el sr. Alberty posee.
Y admito que compro toda la arrogancia de Liam.

Eehhh vieja!! aguante lo redooooo!