lunes, 2 de marzo de 2009
La culpa de ser sufrido
Lo de Racing es algo que me llamó siempre la atención. Un club que en el imaginario popular es grande, o que supo serlo en aquellos tiempos que corrían en blanco y negro. Como en el partido con el Celtic, y ese gol del Chango Cárdenas que cada año que pasa, patea más fuerte y desde más lejos .
Pero desde que tengo uso de razón, mis únicos recuerdos relacionados con racing son los de sus infinitas crisis. El descenso, los presidentes ladrones, la quiebra, su desaparición, y demás penas…
Este campeonato para no ser menos, arranca perdiendo los 3 partidos, y echan a Llop.
Como es sabido, los D.T son los primeros en irse cuando las cosas van mal. Es parte de la justicia tacita que impera en este ámbito, por lo que se ve como un axioma más, al que no se debe discutir.
Agarra Caruso Lombardi, que es un de los chantas más grandes del fútbol argentino, y eso basta para que la gente renueve sus esperanzas, creyendo que por fin el club va salir de está agonía.
Llenan la cancha, entusiasmados con todas las declaraciones de su nuevo técnico, que parece que estuviera haciéndose cargo del Milan, ya que se pasea por todos los programas de tele, desparramando su alegría y buen humor.
El sábado fueron todos, la tribuna reventaba, el clima ideal de veranito porteño, algunos saltaban a la fosa para bañarse en el agua podrida y refrescarse un poco. Hay mucha alegría, las banderas son colgadas desde temprano hasta Caruso de traje negro y corbata regalaba chistes y sonrisas a la cámara.
Tanta expectativa de la gente, no podía ser menospreciada, y fue así como en una combinación mágica de mediocampistas, entre paredes vertiginosas entrando al área y un centro atrás para la palomita del delantero, estamparon el 1-0. La gente explota de algarabía y ya piensan en una frase ingeniosa para pintar en una bandera que dibuje la cara de su nuevo ídolo, el sesudo marionetista, a un lado de la línea de cal. “El gran caruso!”
Y los minutos se fueron quemando, y desde las plateas miraban sus relojes para ver que dentro de poco, Racing se iba a llevar sus primeros 3 puntos, ganados en buena ley. Los hinchas se hablaban entre si, y no podían creerlo. Algo tenia que pasar, esto no puede ser tan sencillo, “En cualquier momento-Argentinos tiene que salir de contra y enchufarnos un gol!-
Y ese pensamiento se multiplica por 30.000 personas más, que están a los costados de la cancha, ya callados y desconcertados por lo que se escribe en el marcador. Y a esas 30.000, se le suman cientos de miles más, que están detrás de una radio o televisor pensando en lo mismo. “Ahora nos empatan”.
Hay un término esotérico, llamado “Egregor”. Se utiliza para simbolizar, a una enorme condensación de energía generada por un pensamiento, o deseo en común, perteneciente a una gran masa de gente. Este “Egregor”, es una especie de alma de esa multitud, y contiene un peso de energía psíquica proverbial.
La cuestión es que al árbitro se le ocurre cobrar un dudoso tiro libre en mitad de cancha para argentinos, a los 48 minutos del segundo tiempo.
“Ahí está!! Ya nos tenían que cagar!!!
Ahora nos embocan!
Este arbitro es un chorro!”
Imagínense ese pensamiento unificado, por todos los hinchas de racing…
En ese momento estaba viendo el partido en la tele, y lo que vi como un tiro libre insignificante sin posibilidad alguna de gol, para los hinchas de racing fue el frió de la muerte, que venia a anunciarles su postergada desdicha a la que están acostumbrados.
Y las garras de ese monstruoso Egregor, creado sobre el terreno de juego, por sus hinchas, fueron de las más despiadadas…Como era de esperarse, el centro llovido cae desde muy alto sobre la puerta del área, esperado por las parejas de marcadores y delanteros que pugnaban por el milagroso cabezazo. Pero Campagnuolo pudo mas que todos ellos, y hubiese saltado la banca de cualquier casino de ser esto un juego de azar, porque lo que hizo nadie lo esperaría jamás. Un Arquero que sale desesperado a más de 8 metros de su arco para ni siquiera pasarle cerca con sus brazos estirados, a la pelota, es insospechable para cualquier black-man de turno.
Pero toda esa mala onda, y pensamientos negativos, que crecen desde las tribunas engordaron al Egregor racinguista. Así que no vengan a echarle la culpa a Campagnuolo, que simplemente fue victima de toda esa energía psíquica nacida desde los costados.
Por ese motivo pienso que toda esa gente fanatizada por Racing, que llena la cancha cada partido, por más que solo peleen por no descender, es la principal responsable de la desdicha de este club que supo ser grande.
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4 comentarios:
mira no lei nada porque es de futbol... me gustaria que en tus entradas pusieras: VISITA A TELO DE MAR DEL PLATA y contases la historia sin el lado poetico y con MUCHO sexo explicito
TE DETESTO
TENIA MUCHAS GANAS DE HABLAR CON VOS
VIEJO
ANDA A DORMIR
TE ODIO
ok sí cuando dieron 4 minutos más tuve que decir "ahora nos empatan" y como pocas veces me pasa no me alegré de tener razón (y Caruso tiene una pinta de chanta que espanta) en fin...
Racing me da pena. La verdad se me hubiesen ocurrido miles de cosas, salvo tu teoria de q la hinchada es contraproducente, a simple vista parecieran ser la mejor del mundo.
Sinceramente desde que tengo uso de razón -con lo no mucho q se de futbol, pero con un padre racinguista y sufridor- puedo decirte que, como bien aclarás, el tema no empezó con Caruso, ni con Campagnuolo, la cuerda la vienen tirando hace rato y esta gente está pagando el pato, claramente.
Y si eso del "egregor" resulta q es verdad, que se utilice pues, de manera positivista, si no, las Iglesias Universales también abren sus puertas los domingos.
He dicho!
Besos Diego!
cai de casualidad en tu blog, lei varias de tus entradas y me gustó mucho tu estilo. Felicitaciones.
Hernan
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