Tanto puede tardar en subir esta gacha. Creo que casi todo lo bueno estuvo hecho para que pase allá por el año 98.
martes, 6 de diciembre de 2011
martes, 15 de noviembre de 2011
Entre Angel Gallardo y Diaz velez
Las plumas de los patos se secan con el sol del domingo. Los blancos, los grises y pardos a pintitas, todos los patos son dignos de ver, pero es más que obvio que los que resaltan por el verde metalizado en su cabeza, son mis predilectos.
El olor del Porro, baila con el poco viento, que revienta las burbujas que hacen los chicos con detergente.
Inertes las estatuas vivientes, que por 50 centavos, nos convidan de su pisoteada dignidad.
Creo que la gente se para a mirar a los artistas callejeros, solo para quedar bien con las otras personas, que se pararon a mirar antes que ellos, más que para rendir cierta pleitesía a los grupos teatrales que improvisan movimientos clásicos de un Mimo, en los portones de salida del parque Centenario. Toda esta gente parada mirándolos con una sonrisa, sin saber bien por qué siguen ahí sin mirar la pantalla de sus smartphones, pugnan por saber cual de todos ellos va ser el primero en aplaudir, tarea para nada sencilla, debido a la complejidad que conlleva interpretar las pelotudeces que representan aquellos artistas adiestrados en las sociedades de fomento.
Cuando el que actúa es un pelado de bigotes que se hace el karateca, revoleando un cartel de chapa en las manos, es complicado saber bien cuando terminó con su performance actoral.
De todas formas siempre hay un vencedor que ostenta con ser el primero en aplaudir, para luego tirar sobre la manta con sumo orgullo el billete de $2 que le dio de vuelto la vendedora de sahumerios del puestito de la entrada.
Se que lo hacen para aparentar superación, y tirarle unos pesos es una forma de legitimar una distancia clasista. Es una forma de decir: yo soy el señor que aun mantiene la cordura y vos sos el gil que todavía sigue haciendo forradas en la plaza para llamar la atención. Yo ya crecí.
La verdad no me interesa, el verde metalizado en la cabeza de los patos es gratis.
El olor del Porro, baila con el poco viento, que revienta las burbujas que hacen los chicos con detergente.
Inertes las estatuas vivientes, que por 50 centavos, nos convidan de su pisoteada dignidad.
Creo que la gente se para a mirar a los artistas callejeros, solo para quedar bien con las otras personas, que se pararon a mirar antes que ellos, más que para rendir cierta pleitesía a los grupos teatrales que improvisan movimientos clásicos de un Mimo, en los portones de salida del parque Centenario. Toda esta gente parada mirándolos con una sonrisa, sin saber bien por qué siguen ahí sin mirar la pantalla de sus smartphones, pugnan por saber cual de todos ellos va ser el primero en aplaudir, tarea para nada sencilla, debido a la complejidad que conlleva interpretar las pelotudeces que representan aquellos artistas adiestrados en las sociedades de fomento.
Cuando el que actúa es un pelado de bigotes que se hace el karateca, revoleando un cartel de chapa en las manos, es complicado saber bien cuando terminó con su performance actoral.
De todas formas siempre hay un vencedor que ostenta con ser el primero en aplaudir, para luego tirar sobre la manta con sumo orgullo el billete de $2 que le dio de vuelto la vendedora de sahumerios del puestito de la entrada.
Se que lo hacen para aparentar superación, y tirarle unos pesos es una forma de legitimar una distancia clasista. Es una forma de decir: yo soy el señor que aun mantiene la cordura y vos sos el gil que todavía sigue haciendo forradas en la plaza para llamar la atención. Yo ya crecí.
La verdad no me interesa, el verde metalizado en la cabeza de los patos es gratis.
domingo, 2 de octubre de 2011
La rubia que era peligrosa
En el hotel, se escuchaba desde lejos, al tren acercarse a la estación Villa del Parque, era lo único que me hacia acordar de todas las demás personas que existen afuera y también respiran con el aliento de los otros. Después era solo girar en la cama y que no existiesen más.
Y cuando el sol del sábado, inundó la pieza, me acuerdo, que te pregunté una sola cosa antes de que te bañes para sacarte toda la noche de encima.
Me contestaste que ya sabias que eras linda para todos.
Y cuando el sol del sábado, inundó la pieza, me acuerdo, que te pregunté una sola cosa antes de que te bañes para sacarte toda la noche de encima.
Me contestaste que ya sabias que eras linda para todos.
martes, 13 de septiembre de 2011
Kafka
Que tal, yo se que no soy conocido, pero bueno... básicamente soy un mediocre.
Trato de subsistir haciendo lo que no me gusta, pero aprendiendo a ahogar la infelicidad propia del ser, con la capacidad del consumo, y aspirado a un LCD o forradas por el estilo, a modo de simple método de evasión mental.
La cuestión es que no es sencillo creérmelo, porque es un engaño muy básico el que busco hacerme. Por eso hoy llegué por vez número 137, a decir Basta!! no tiene sentido bancarme esto, váyanse todos a la concha de la lora!. Soy gentil y amable y domesticado con el uso del "buen día" en las mañanas, no es justo que una conchuda me forré, para hacerme sentir el rigor de ser quien me está pagando el sueldo. Tan mal te cogen? .
No me lo merezco. Educación y buenos modales, tanto es pedir? la puta madre!. Para colmo todo es tan despersonalizado, que hoy trate de mandar curriculums a cualquier lado, con tal de irme del laburo, y para todo es necesario llenar un puto perfil con mis datos, y leer como un imbécil los requerimientos especificados de oferentes que no entiendo que es lo que están pidiendo en resumidas cuentas, porque yo ni siquiera se que puedo brindar.
Estoy cansado de muchas cosas y se que estar escribiendo a esta hora me hace sentir que nada cambia. Que hace 150 mil años un cavernícola que pisaba un hueso enterrado se lastimaba la planta del pie, y volvía sangrando a su cueva para pintar boludeces en las paredes con su propia sangre.
Trato de subsistir haciendo lo que no me gusta, pero aprendiendo a ahogar la infelicidad propia del ser, con la capacidad del consumo, y aspirado a un LCD o forradas por el estilo, a modo de simple método de evasión mental.
La cuestión es que no es sencillo creérmelo, porque es un engaño muy básico el que busco hacerme. Por eso hoy llegué por vez número 137, a decir Basta!! no tiene sentido bancarme esto, váyanse todos a la concha de la lora!. Soy gentil y amable y domesticado con el uso del "buen día" en las mañanas, no es justo que una conchuda me forré, para hacerme sentir el rigor de ser quien me está pagando el sueldo. Tan mal te cogen? .
No me lo merezco. Educación y buenos modales, tanto es pedir? la puta madre!. Para colmo todo es tan despersonalizado, que hoy trate de mandar curriculums a cualquier lado, con tal de irme del laburo, y para todo es necesario llenar un puto perfil con mis datos, y leer como un imbécil los requerimientos especificados de oferentes que no entiendo que es lo que están pidiendo en resumidas cuentas, porque yo ni siquiera se que puedo brindar.
Estoy cansado de muchas cosas y se que estar escribiendo a esta hora me hace sentir que nada cambia. Que hace 150 mil años un cavernícola que pisaba un hueso enterrado se lastimaba la planta del pie, y volvía sangrando a su cueva para pintar boludeces en las paredes con su propia sangre.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
No alarms and no surprises
Ella es como el gajito que arrancan de una planta que está por secarse, para ponerlo con agua dentro en un frasco vacío, de mermelada “La Campagnola”.
Ella crece arriba de la heladera, en una cocina con azulejos sucios de grasa.
Segura, ausente de los peligros que tendría vivir en un jardín. Ahora está lejos de las hormigas, las heladas de las mañanas, y las meadas de los perros.
Ahora ella vive, bebiéndose los 15 centímetros de sol, que entran por la ventana del mediodía.; y crece chiquita adentro del frasco, con los limites de vidrio, en el que resbalan sus raíces que apenas sienten cosquillas, al tratar de estirarse más de lo que pueden.
Está sola, y después de las 2 de la tarde, se esfuerza por alcanzar ese último pedacito de sol que se aleja, por detrás del almanaque, y la estampita de San Cayetano.
Sus hojas son chiquitas, pero verdes, color de la garantía de su crecimiento restringido.
Sin temores. Ahora ella vive.
Ella crece arriba de la heladera, en una cocina con azulejos sucios de grasa.
Segura, ausente de los peligros que tendría vivir en un jardín. Ahora está lejos de las hormigas, las heladas de las mañanas, y las meadas de los perros.
Ahora ella vive, bebiéndose los 15 centímetros de sol, que entran por la ventana del mediodía.; y crece chiquita adentro del frasco, con los limites de vidrio, en el que resbalan sus raíces que apenas sienten cosquillas, al tratar de estirarse más de lo que pueden.
Está sola, y después de las 2 de la tarde, se esfuerza por alcanzar ese último pedacito de sol que se aleja, por detrás del almanaque, y la estampita de San Cayetano.
Sus hojas son chiquitas, pero verdes, color de la garantía de su crecimiento restringido.
Sin temores. Ahora ella vive.
martes, 26 de julio de 2011
Puerta roja
Siempre pensé que es un tema químico lo mío, el problema es de las sustancias que no irrigan los neurotransmisores. Puedo pensar en la mierda de mi laburo, en una mina o en dos, pero basta con resumirlo en que las neuronas dejaron de bañarse en dopamina, para saber que sos casi un maniquí al que vestís y desvestís. No sé que es la dopamina, pongámosle que es una pichicata natural, que brinda sensación de bienestar.
Fue un viernes a la noche donde solté feromonas (otra sustancia natural), cuando vi a una mina sentada en un sillón entre montones de compañeros del trabajo. Era un after-office en San Telmo.
Se llama Sofía, es lo único que sé. Es muy flaca, de ojos marrones a primera vista y verdes recién a la cuarta mirada; su nariz alargada, sobre su boca enorme con labios finos; no tiene tetas, pero es muy alta y ese pelo larguísimo de un color oscuro y claro a la vez, el color que indica que huele bien desde lejos, huele a feromonas creo, por más que las feromonas no huelen.
Las hormonas que enaltecen la belleza, irradiaban de su cabeza, se lo dije y no me creyó, -Nena tenes el pelo lleno de feromonas!, por tu culpa no puedo dejar de mirarte, y sentir la necesidad de acercarme para decirte estas huevadas sobre la química de los cuerpos.
A vos no te interesan, porque tu felicidad pasa por otra parte, y que te pueda causar cierta gracia que yo te lo explique de esta forma, es el misero boleto que habilita la dopamina que alivia mi sentidos.
Sofía sonrío con su boca enorme.
Fue un viernes a la noche donde solté feromonas (otra sustancia natural), cuando vi a una mina sentada en un sillón entre montones de compañeros del trabajo. Era un after-office en San Telmo.
Se llama Sofía, es lo único que sé. Es muy flaca, de ojos marrones a primera vista y verdes recién a la cuarta mirada; su nariz alargada, sobre su boca enorme con labios finos; no tiene tetas, pero es muy alta y ese pelo larguísimo de un color oscuro y claro a la vez, el color que indica que huele bien desde lejos, huele a feromonas creo, por más que las feromonas no huelen.
Las hormonas que enaltecen la belleza, irradiaban de su cabeza, se lo dije y no me creyó, -Nena tenes el pelo lleno de feromonas!, por tu culpa no puedo dejar de mirarte, y sentir la necesidad de acercarme para decirte estas huevadas sobre la química de los cuerpos.
A vos no te interesan, porque tu felicidad pasa por otra parte, y que te pueda causar cierta gracia que yo te lo explique de esta forma, es el misero boleto que habilita la dopamina que alivia mi sentidos.
Sofía sonrío con su boca enorme.
lunes, 20 de junio de 2011
Es el A- B - C !!
Yo no entiendo dónde están los cráneos mas valiosos en la rama de la biotecnología, genética, o sin ir más lejos, de la propia medicina, tan difícil es darse cuenta que la solución a la calvicie, está en el gen de cualquier boliviano.
Vamos muchachos , o no se dieron cuenta que no existe un solo boliviano pelado?
Que esperan?, empiecen de una vez con este tema, el primer paso se los entregué yo, desde mi humilde lugar de observador científico, ahora está en ustedes inventar la vacuna.
Vamos!!, empiecen yendo al mercado central a recabar información, muévanse de una vez. Después no se quejen que los fondos del CONICET son escasos, ustedes tampoco se esfuerzan.
Vamos muchachos , o no se dieron cuenta que no existe un solo boliviano pelado?
Que esperan?, empiecen de una vez con este tema, el primer paso se los entregué yo, desde mi humilde lugar de observador científico, ahora está en ustedes inventar la vacuna.
Vamos!!, empiecen yendo al mercado central a recabar información, muévanse de una vez. Después no se quejen que los fondos del CONICET son escasos, ustedes tampoco se esfuerzan.
martes, 17 de mayo de 2011
En Sol Mayor
Con el paso del tiempo fui involucionando en mi forma de tocar la guitarra, no debo saber más de 6 canciones, de las cuales la mitad alcanzo a tocarlas hasta el acorde final, al resto las abandono por puro desinterés.
Recién agarré mi guitarra, que dentro de mi casa es una nómada que va de cama en cama, o del sillón a una mesa, acumulando la tierra suspendida en el aire. La limpio únicamente cuando le cambio las cuerdas, o sea una vez por año, más o menos. La levanté, sin tener ganas de oír nada en especial, como hago siempre que la levanto, ya más por acostumbramiento que por placer, y noté que siempre toco de arranque a la misma tonalidad. Un Sol mayor.
Ahora me acabo de dar cuenta que mientras más despacio toco, mejor suena. Hasta parece que me encanta lo que estoy escuchando. El único cambio es la razón de disponerme a alcanzar una cierta tranquilidad, como para percibir esa diferencia, con todos los otros soles que conocía. Si tocara como de costumbre, escucharía los mismos sonidos incipientes, que son demasiado repetitivos después de tantos años de venir tocando el mismo instrumento.
Fue un segundo en el que me preocupé por valorar, ese momento que trascurría en Sol Mayor, sin pensar en lo que vendría más tarde. Me abstraje de la modulación musical, la cual se encarga de cambiar un tono por otro diferente. Es indistinto que se module luego a un La menor o un Do mayor, como suele ocurrir en la mayoría de las canciones. En ese ápice de tiempo me mantuve embebido en toda su sonoridad de escala con un solo sostenido en la clave, la segunda de todas las mayores. El hecho que este en mayor, denota que mi ánimo es alegre está noche. Toda la música triste está escrita en tonos menores. La mayoría de los tangos tienen sus primeras estrofas en tonos mayores y el estribillo en menor, o viceversa. Es decir se reparte su dialéctica poética, dentro de un contexto de discordia y sosiego, amalgamando un todo.
Lo importante es que supe vislumbrar un instante de belleza en un miserable Sol Mayor, por el solo hecho de concentrarme en él únicamente.
Creo que muchos de nosotros cometemos el mismo error de preocuparnos en aquello que es próximo, y a la vez cercano. Sin darnos cuenta, vamos aniquilando montones de soles que pasan sin penas ni gloria por nuestros tímpanos, por esperar la incertidumbre que envuelve a la nota siguiente.
Por esto mismo me pregunto, ¿por qué la gente está tan apurada?, e insulta mucho cuando pierde un colectivo a la salida del trabajo, o se resignan aplastarse los unos con otros para no dejar pasar el colectivo que se detiene en la parada, totalmente colapsado con otras tantas personas que tampoco han de resignarse a esa espera que los aleja de aquello que verdaderamente les importa. Aquel lugar donde se dirigen con esa presura, ¿qué universo desconocido para mí les está ofreciendo?. Quizás halla pasado tan distraído por este mundo, que me he perdido cientos de destinos que también suenan en Sol Mayor.
Recién agarré mi guitarra, que dentro de mi casa es una nómada que va de cama en cama, o del sillón a una mesa, acumulando la tierra suspendida en el aire. La limpio únicamente cuando le cambio las cuerdas, o sea una vez por año, más o menos. La levanté, sin tener ganas de oír nada en especial, como hago siempre que la levanto, ya más por acostumbramiento que por placer, y noté que siempre toco de arranque a la misma tonalidad. Un Sol mayor.
Ahora me acabo de dar cuenta que mientras más despacio toco, mejor suena. Hasta parece que me encanta lo que estoy escuchando. El único cambio es la razón de disponerme a alcanzar una cierta tranquilidad, como para percibir esa diferencia, con todos los otros soles que conocía. Si tocara como de costumbre, escucharía los mismos sonidos incipientes, que son demasiado repetitivos después de tantos años de venir tocando el mismo instrumento.
Fue un segundo en el que me preocupé por valorar, ese momento que trascurría en Sol Mayor, sin pensar en lo que vendría más tarde. Me abstraje de la modulación musical, la cual se encarga de cambiar un tono por otro diferente. Es indistinto que se module luego a un La menor o un Do mayor, como suele ocurrir en la mayoría de las canciones. En ese ápice de tiempo me mantuve embebido en toda su sonoridad de escala con un solo sostenido en la clave, la segunda de todas las mayores. El hecho que este en mayor, denota que mi ánimo es alegre está noche. Toda la música triste está escrita en tonos menores. La mayoría de los tangos tienen sus primeras estrofas en tonos mayores y el estribillo en menor, o viceversa. Es decir se reparte su dialéctica poética, dentro de un contexto de discordia y sosiego, amalgamando un todo.
Lo importante es que supe vislumbrar un instante de belleza en un miserable Sol Mayor, por el solo hecho de concentrarme en él únicamente.
Creo que muchos de nosotros cometemos el mismo error de preocuparnos en aquello que es próximo, y a la vez cercano. Sin darnos cuenta, vamos aniquilando montones de soles que pasan sin penas ni gloria por nuestros tímpanos, por esperar la incertidumbre que envuelve a la nota siguiente.
Por esto mismo me pregunto, ¿por qué la gente está tan apurada?, e insulta mucho cuando pierde un colectivo a la salida del trabajo, o se resignan aplastarse los unos con otros para no dejar pasar el colectivo que se detiene en la parada, totalmente colapsado con otras tantas personas que tampoco han de resignarse a esa espera que los aleja de aquello que verdaderamente les importa. Aquel lugar donde se dirigen con esa presura, ¿qué universo desconocido para mí les está ofreciendo?. Quizás halla pasado tan distraído por este mundo, que me he perdido cientos de destinos que también suenan en Sol Mayor.
martes, 18 de enero de 2011
Soberanía
En el caserón de floresta donde vivía mi tía Julia, hubo un loro, que hablaba. Cada vez que sonaba el timbre de la calle, gritaba " Dante! Dante!" , llamando a su viejo dueño, fallecido hace años. Llamaba a Dante y puteaba..porque los loros putean mucho generalmete y nos hacen reir.
Los loros son verdes y tienen las alas rotas para que no puedan volar y escaparse regalando felicidad a otras casas vecinas diciendo sus insultos.
Los loros son verdes y tienen las alas rotas para que no puedan volar y escaparse regalando felicidad a otras casas vecinas diciendo sus insultos.
domingo, 16 de enero de 2011
pragmático
Es triste, pero en mis 26 años, lo único que creo saber de las minas, es que les molestan que les toques el pelo.
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