Las uñas que roen sobre el pequeño cráter succionado en su pierna, transforman la saciedad del picor, en fuego que aniquila el alivio.
El avance de los minutos bañados de la luz blanca del tubo sobre su rostro, proyecta la hoja vacía, que busca explicar con palabras sobre un teclado, la sensación que aun le quema. De pronto, la calma se vio irrumpida por el vuelo cansino del insecto que se posa sobre la misma pantalla.
Bastó un dedo para deshacerlo, en una muda explosión sanguina. El color rojo diluido, se enerva en pixeles. La sangre mancha el blanco del monitor… la sangre que sin duda, es su sangre. El dedo que la esparce, la limpia hasta que la pantalla recupera el mismo blanco que ostentaba durante el letargo de su noche.
Y algún día la misma mancha reseca y olvidada, será descubierta una mañana cualquiera por el brillo que entra por la ventana.

Estas tan aburrido que matas un mosquito y te haces el poronga. Igual se que soy un grasa que tapa el auto con frasadas y ladrillos , porque tiene miedo de que caiga granizo.