Hay veces donde no se puede escapar de lo mundano, del aire repetido de cualquier lunes. Tengo los pies húmedos, de baldosas flojas y las zapatillas pegadas con poxirán.
Hace más de dos meses que no me afeito. Cuando voy al baño veo mi sombra reflejada en los azulejos marrones. En mi sombra los pelos desbaratados que asoman desde los maxilares. No me gustan mis pelos largos, pero elijo no cortarlos. Juego de alguna manera a ocultarme, a esconder de un mundo desagradable, a mí belleza pobre, de cara bien afeitada. Mi barba desagradable, para mi mundo desagradable.
Las otras veces el mejor escape es pasar y quedarme mirándola a ella por un ratito, ver como los demás hombres, buscan hacerla reír, soñando también con su desnudez. Los hombres iguales a mí, con zapatillas pegadas con poxirán seguramente. Pero con la única diferencia de que ellos no se dieron cuenta que no pueden tocarte.”We cannot touch her”. Yo no me esfuerzo, te veo hermosa desde fuera de tu pecera, y acerco el dedo al vidrio para llamarte la atención a mi manera, para después dejarte nadar.
Ayer te vi de vuelta, y mientras las conversaciones de ascensor se encaminaban hacia su común destino de fracasos, desde el otro lado del vidrio con marcado desden me miraste por esos 3 segundos demás, que exceden la cortesía de cualquier tramite comercial. Me dijiste:-Y esa barba?... te quedaba más lindo afeitado, por lo menos a mí me gustaba más así-
Después sacaste la manguera y cada uno volvió a su pecera, que tanto humedecen mis pies de días lunes.
martes, 11 de mayo de 2010
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